domingo, marzo 25, 2007

Mi persona favorita

Lo conocí hace justo un año, pero no quería conocerlo. Sólo un par de meses después asumí que lo quería mucho y que me acompañaría toda la vida.
Con él lo paso increíble: jugamos, nos reímos y pelamos el cable. Eso sí, no salimos a carretear porque él se acuesta temprano y no vamos al cine porque se pone a llorar.
Acepto que, muchas veces, voy a la casa donde vive sólo para estar un rato con él, para que me estire sus brazos gorditos cuando me vea y me diga cosas sin sentido. Con él me desestreso, aunque tenga un examen atroz al día siguiente y pega por hacer. Lo único que no me gusta es que le gusta morder a las personas y, a veces, yo soy la víctima de turno.
Es la única persona que nunca, nunca, nunca me ha hecho sufrir... aunque sea por una tontería.
Él es bacán.
Mide menos de 1 mt, tiene 1 año y medio y se llama Matías.
Es la guagua de mi papá, el Enano, mi medio hermano, pero lo quiero como mi hermano. No es la persona que más quiero, porque quiero a varias personas demasiado como a él. Pero hoy es mi persona favorita.

viernes, marzo 23, 2007

F5

En diciembre egresé de Periodismo en la UC, hice la práctica durante todo el verano y ahora estudio Ingeniería Comercial en la UAI. Ése es el resumen de mi vida en los últimos meses, fue un verano no muy adrenalínico, pero importante para mí. Por fin conocí cómo es Santiago en verano, nada muy emocionante, pero se me pasó volando.

Haber hecho la práctica en Revista City fue la mejor decisión que pude haber tomado. Reconozco que no la conocía mucho antes, pero terminé queriéndola demasiado. Es una sumatoria de varias cosas, pero sobre todo agradezco la responsabilidad que me confiaron para haber hecho muchas cosas interesantes y entretenidas y, sobre todo, el ambiente de trabajo. Fue lejos lo mejor... un Club de Lulú en pleno que hizo que el verano no fuera nada traumante (al contrario), se pasara volando y lo pasara chancho trabajando. Aunque me quedo colaborando, reconozco que me dio pena terminar la práctica.
Aparte que significaba entrar a estudiar de nuevo, a otra universidad a la que no estoy acostumbrada, con gente que no conozco y que -en promedio- tiene 5 años menos que yo. Si no hubiera conocido a la Maida, que está en las mismas, de verdad a mitad de año ya hubiera estado odiando la U. Pero como sé que lo que empieza se termina, desde que me matriculé supe que no podía dejar esta carrera a la mitad.

Echo de menos varias "cosas PUC", desde el horario hasta el irme en micro y metro (así el viaje era productivo y podía ir calentando materia antes de una prueba... aunque no sé ahora qué onda con el famoso Transantiago. Ahora, claramente, estoy anclada al auto), pasando por los viajes flash entre Casa Central y San Joaquín (y no estar anclada, literalmente, en la punta del cerro) y tener un Lapiz López en cada campus por si olvidaba algo. Pero sobre todo son dos cosas: tener ramos en el semestre con salas fijas (acá si llego atrasada no puedo llegar corriendo a la sala, tengo que ir a ver una pantallita en qué sala me toca ese día tal ramo) y las personas, el ambiente y el sello PUC. Eso es incomparable.

Sigo siendo una "chica PUC" de corazón... y a mucha honra!